Apoyamos el llamado de los miembros del Concejo Municipal para trasladar la responsabilidad de la seguridad escolar al DOE e instamos a la Ciudad a retirar a todos los oficiales de la policía de Nueva York de las escuelas, transfiriendo fondos a la educación y los servicios sociales que respaldarán una nueva visión de la seguridad en las escuelas. Debemos garantizar que todos los estudiantes, especialmente los estudiantes negros, que sufren daños desproporcionadamente, estén realmente seguros y apoyados en la escuela.

Antes de que las escuelas cerraran debido a la pandemia, la policía de Nueva York –en lugar de profesionales de salud mental clínicamente capacitados– ya había intervenido en más de 2.250 incidentes que involucraron a estudiantes en crisis emocionales, e incluso esposaron a algunos de estos estudiantes. Los estudiantes negros sufrieron los daños más desproporcionados; 58% de los estudiantes esposados eran negros, a pesar de que los estudiantes negros son sólo el 25% de la población total de las escuelas públicas de la ciudad de Nueva York.

Cuando los estudiantes regresen a las aulas, necesitarán escuelas donde se enfrenten a trabajadores sociales y terapeutas en lugar de a la policía, donde reciban apoyo y servicios de salud mental en lugar de esposas, y donde sean bienvenidos a un entorno restaurativo e informado sobre el trauma en lugar de recibido por detectores de metales.